FIERROS EN LA LUMBRE / CAPRICHOS (2)

Fierros en la lumbre (6), por Manuel Zepeda Ramos

Por Manuel Zepeda Ramos.

Nació en el gobierno del presidente Vicente Fox. El secretario de salud y promotor del proyecto era el doctor Julio Frenk, uno de los 10 médicos mejor calificados de América Latina y nuevo presidente de la Universidad de Miami, en Florida: primer latinoamericano en su historia que está al frente de una institución de ese tamaño.

Hablo del Seguro Popular, aquel proyecto que llegó a tener un fondo para gastos catastróficos -así llamado porque hay enfermedades que causan la debacle económica familiar construida durante toda la existencia con la pérdida de bienes inmuebles y ahorros para intentar saldar sus costos incuantificables que significan la vida-, que hubo de permitir la cura de cientos, miles de pacientes de escasos recursos que no hubieran tenido, ni por asomo, la mínima posibilidad de no morir.

La Cuarta Transformación sustituyó el Seguro Popular por el INSABI, poniendo al frente a un administrador que lo había sido durante muchos años del INAH Tabasco y también encargado de la zona arqueológica de Palenque, Chiapas.

Ahora que hubo una especie de parlamento abierto fast track en la cámara de diputados por el gran tema de los fideicomisos -avasallado por la mayoría absoluta de Morena que simplemente escuchó sin emitir comentario-, pudimos escuchar en voz de conocedores el abismo entre la efectividad del Seguro Popular y la pobreza de acciones a favor de la cura de los más necesitados de parte del INSABI.

Sin duda, los datos más conmovedores de esta catástrofe, así calificada por muchos especialistas que saben y se lamentan es, sin duda, el caso de los niños con cáncer.

Todo México pudo ver por la televisión durante todo el año pasado y éste que habrá de terminar en dos meses, la “tourné” agotadora e ingrata de los padres con sus hijos pequeños enfermos por los rincones de la Ciudad de México buscando respuestas a tantas promesas incumplidas, una y otra vez, sin resultados. Yo recuerdo aquella escena, desgarradora, de la toma desesperada del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, donde los padres con sus hijos a cuestas fueron violentados por las autoridades del orden. Los medicamentos llegaban, si, después de una serie de vueltas infructuosas de padres desesperados -¿no es, acaso, crueldad innecesaria, tal vez involuntaria pero producto del desorden después de haber cortado de tajo los suministros delicados que exigen sumo cuidado?-, pero fuera del tiempo exacto para recibirlos, provocando resultados inesperados porque ese tipo de medicamentos requieren de una puntualidad en su suministro para tener el resultado exitoso.

Los datos son dolorosos.

Antes de la desaparición del Seguro Popular, habían cerca de 5000 niños con cáncer, atendidos. Ahora son 3650 niños que esperan su medicina. Eso significa que en tiempos del INSABI han fallecido alrededor de 1825 menores que tenían esperanza de vida si sus medicamentos se hubiesen aplicado a tiempo y en forma, con la probabilidad de que algunos no hubieran alcanzado a sobrevivir.

Hace unas horas, la información nacional sorprendió a los mexicanos.

Ahora que la Cofepris está en manos de la Secretaria de Salud y directamente de su Rock Star – todavía lo es: México Elige lo acaba de ubicar arriba de la popularidad de Él, que podría resultar un atrevimiento-, el subsecretario López Gatel, para que no vuelva la suspicacia de los robos señalados desde los monólogos de la mañana. Pues resulta que un comando armado durante el fin de semana “se clavó” cerca de 40 mil dosis de medicamentos para los niños con cáncer desde un laboratorio mexicano que los resguardaba, filial de otro laboratorio, argentino, a quién se le compró sin licitación por la urgencia de demostrar la eficiencia de la nueva administración de la Cofepris.

¿Qué tal?

Hoy vi a Él, en sus monólogos de la mañana, verdaderamente preocupado, sin tener conocimiento de lo que pasó: “está raro”, alcanzó a decir.

No puedo evitar acordarme de los datos de SPIN, el despacho que lleva la estadística de los monólogos de la mañana. Del  3 de diciembre de 2018 al 10 de julio de 2020, se han lanzado al aire 29,703 afirmaciones no verdaderas. Dice SPIN que resulta un promedio de 73 diarias.

“Está raro”, no puede ser una respuesta ante tamaña acción. Esperemos que en las próximas horas haya una solución a esta terrible noticia, independiente que ese tipo de medicamentos requiere de una temperatura estable para que no se degrade. Es un medicamento delicado que estaba en ese laboratorio mexicano de Iztapalapa dentro de cámaras de enfriamiento.

Como colofón, solo diré dos cosas: que ayer, en el Senado de la República, al subsecretario de salud no le fue muy bien. Más bien, le fue muy mal. Las senadoras de oposición lo tundieron, tal vez con pasadita de mano, del tamaño de los más de 80 mil muertos por la pandemia, de la que el jefe de la OMS afirma que la inmunidad de rebaño no va con la COVID, esto es: no es una opción, estrategia pensada por el tundido. Al final, que se va por el discurso político y que agarra sus pistolas como queriendo pelear: les dijo que recibieron un estado fallido, lleno de corrupción rampante y de mayoría rapaz, o algo parecido. Se enojó, pues. Remató diciéndoles a los senadores, no sé si a todos -lo que es parejo no es Chiboludo-, que padecen de una “disonancia cognitiva”. En pocas palabras, los “pendejió” con sus conocimientos adquiridos, que deberían estarse aplicando en otro lugar y de mejor forma. Veo que el Rock Star de la 4T, tiene un poco la mecha corta.

En el momento de escribir este documento, se está llevando a cabo -que hayan podido entrar los senadores-, el debate para desaparecer en definitiva todos los fideicomisos; otra tristeza más del devenir de estos tiempos que estamos viviendo. Espero una gran actuación de la oposición.

Mientras sigo analizando más caprichos en los próximos artículos, no se olvide de no votar el primer domingo de junio del 2021, ni por Morena ni por sus aliados. Son tiempos en los que el poder legislativo no puede estar en manos del Ejecutivo.

No salga. Y si no puede quedarse en casa por absoluta fuerza mayor, use cubre bocas y protección ocular, lávese periódicamente las manos y salve la distancia. De eso depende su vida o su muerte. Esto es muy serio.