Por Jorge Ceballos
Si alguno de los tres candidatos presidenciales terminó peor de cómo llegó al segundo debate, esa fue sin duda Xóchilt Gálvez Ruiz. La abanderada de la coalición Fuerza y Corazón por México mostró desesperación al querer hacer mella con sus ataques a la puntera de las encuestas Claudia Sheinbaum.
La narrativa de la hidalguense fue la misma del primer encuentro de candidatos: pegarle a la puntera con tal de ganar unos puntos porcentuales en las preferencias. Los ataques únicamente demuestran que en la oposición sienten a cuestas la derrota que se avecina.
Xóchilt Gálvez perdió una gran oportunidad de convencer a los ciudadanos que aún no están convencidos a quien otorgar su voto el 2 de junio. Entre los ataques emitidos a Claudia Sheinbaum y al gobierno de Andrés Manuel López Obrador, a la candidata opositora se le olvidó hacer propuestas reales que alentaran a que en cuatro semanas los mexicanos cambien el fiel de la balanza a su favor y le otorguen las llaves de Palacio Nacional.
Algo que sí hizo Xóchilt Gálvez fue darles publicidad a varios de los aspirantes a gubernaturas en juego. Por ejemplo, mencionar que gobernará de la mano de Santiago Taboada -este último- como jefe de gobierno de la Ciudad de México es un despropósito, porque primero debe pensar en que su campaña e imagen levante en estas últimas semanas que le restan al periodo de proselitismo.
En contraparte Claudia Sheinbaum aprovechó cada intervención para proponer acciones en caso de ganar la presidencia de la República. La abanderada de Morena-PT-PVEM anunció la construcción de mayor red carretera, puertos y aeropuertos.
Mientras Sheinbaum propone apoyos a las mujeres, así como aumento al salario mínimos, Gálvez se enfrascó en la narrativa que mejor le ha salido a su coalición: acusar pactos entre el gobierno federal y los grupos delincuenciales que operan en el país, eso sí, sin presentar una sola prueba más que sus dichos.
Se olvidan
Lo malo de todo lo que rodea a Xóchilt Gálvez Ruiz es que se olvida de los flagelos que durante décadas ha sufrido el país por la corrupción que imperó en el régimen encabezado por el PRI y el PAN.
Quizá lo que más llamó la atención de este debate, es que ahora sí a Xóchilt Gálvez tuvo que aceptar que es la candidata del PRI-PAN-PRD, no le quedaba de otra, sin embargo, se olvidó que los mexicanos tienen memoria y recuerdan a la perfección todos los flagelos que se vivieron el siglo pasado y lo que va del actual en gobiernos emanados de esos partidos.
Xóchilt Gálvez prácticamente se pega un balazo en el pie al hablar y acusar de corrupción a este gobierno. Quizá en su retórica ha olvidado las privatizaciones, las tropelías que padeció el país por temas como los negocios de los hijos de Martha Sahagún de Fox, los gasolinazos, el baño de sangre iniciado con Felipe Calderón y que por desgracia vivimos hasta nuestros días.
Mea culpa
Pero algo que no se puede pasar por alto fue cuando Claudia Sheinbaum acusó que siendo funcionaria en el gobierno de Vicente Fox en la coordinación de los Pueblos Indígenas, las empresas de Xóchilt Gálvez obtuvieron cerca de 17 contratos con diferentes instancias del gobierno federal. La respuesta de la hidalguense fue que esos contratos no se lograron en la institución que estaba a su cargo.
Tratando de convertirse en la panacea de la honestidad, Xóchilt Gálvez minimizó el número de contratos logrados con Vicente Fox al asegurar que han sido mayor la contratación durante el gobierno de Morena. Es decir, a este gobierno que ataca y tilda de corrupto y saqueador ha beneficiado a sus empresas al otorgarle trabajo para sus firmas empresariales… Hasta la próxima.