Agencia El Universal|Ciudad de México.- Pionyang anunció hoy que hizo su último ensayo de misiles desde un tren, mientras que Seúl informó de que lanzará un cohete de combustible sólido en 2024, desarrollos que se suman a otros desvelados esta semana y que evidencian una escalada armamentística en la península.
Los medios estatales norcoreanos anunciaron a primera hora que los dos misiles balísticos que probó en la víspera fueron disparados desde un tren, en lo que supone el primer lanzamiento de este tipo para el régimen de Kim Jong-un.
«El regimiento ferroviario de misiles participó en el simulacro con el objetivo de golpear el área objetivo a 800 kilómetros de su ubicación después de trasladarse a la zona montañosa central al amanecer del 15 de septiembre», informó hoy la agencia estatal KCNA.
Según el ejército surcoreano, Pionyang lanzó el miércoles los dos proyectiles desde Yangdeok (70 kilómetros al este de la capital norcoreana), en la provincia de Pyongan del Sur, y éstos volaron unos 800 kilómetros y alcanzaron una altura de unos 60 antes de caer en el Mar de Japón (llamado Mar del Este en las dos Coreas).
Las fotos publicadas por KCNA muestran los misiles siendo disparados desde los vagones de un tren, en vez de una lanzadera móvil (TEL) como viene siendo habitual.
Aunque la propaganda norcoreana no especificó el tipo de misil disparado, con este nuevo sistema de lanzamiento Corea del Norte parece querer incrementar el número de elementos móviles capaces de desplegar y disparar misiles desde distintos puntos geográficos.
El lanzamiento estuvo presidido por el general Pak Jong-chon, miembro del presidium del politburó del partido único, que ya estuvo presente en otro test realizado el pasado fin de semana, cuando Pionyang probó un nuevo modelo de misil de crucero de largo alcance.
Estos test llegan además dos semanas después de que el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) alertara que Pionyang reactivó este año instalaciones para obtener combustible nuclear que puede utilizarse para bombas.
En un gesto poco usual, Corea del Sur respondió ayer a los dos últimos ensayos de armas norteños lanzando un misil balístico desde un submarino (SLBM) y anunciando el desarrollo de un nuevo proyectil de crucero supersónico anti-buque, un misil aire-tierra para sus nuevos cazas y un nuevo misil balístico «más poderoso».
Aunque no especificó más detalles sobre este último proyectil, fuentes de Defensa filtraron a los medios hace unos días que el misil se encuentra en su última fase de desarrollo (Seúl mostró ayer imágenes de un lanzamiento de prueba) y que será capaz de soportar una carga útil de unas tres toneladas y recorrer más de 400 kilómetros.
Con ese rango y ese mayor potencial destructivo Seúl tendría la capacidad de acabar con túneles e instalaciones subterráneas en cualquier punto de Corea del Norte.
A todos estos anuncios se sumó hoy el plan de lanzar por primera vez en 2024 un cohete espacial de combustible sólido, lo que permitirá a Corea del Sur una mayor eficiencia a la hora de situar en la órbita baja terrestre satélites que potencien su inteligencia militar.
Estas muestras de músculo surcoreanas parecen destinadas por un lado a subrayar una mayor autonomía con respecto a EE.UU. en materia de defensa y también a mandar un mensaje de fuerza por parte del gobernante Partido Democrático (PD) al electorado surcoreano, que deberá elegir nuevo presidente en seis meses.
La hermana del líder norcoreano, Kim Yo-jong, criticó a última hora del martes estas pruebas y tildó de «estúpido» al presidente surcoreano, Moon Jae-in, por calificar de «provocación» los últimos test norteños.
Kim advirtió que las relaciones intercoreanas pueden quedar «en punto muerto» de mantenerse la actual escalada armamentística.
Esta escalada de tensión en la península se produce con el diálogo sobre desnuclearización aún estancado desde la fracasada cumbre de Hanói de 2019 y después de que Pionyang cortara comunicaciones con Seúl en protesta por los ejercicios militares conjuntos realizados en agosto entre Corea del Sur y EE.UU.