Por Jorge Ceballos
El gobierno que encabezará Eduardo Ramírez Aguilar y que iniciará el próximo 8 de diciembre tendrá dos grandes retos que él mismo se ha impuesto: abatir el analfabetismo y devolver la seguridad a los chiapanecos. Ambos temas son torales y de gran impacto y si su administración sale avante en ellos, seguramente su imagen a nivel nacional se posicionará en un papel de relevancia.
Con lo anterior, el autor de Entrelíneas no está adelantando vísperas y mucho menos busca actuar como aplaudidor del próximo titular del Poder Ejecutivo, para eso existen otros que disfrutan hacerlo y, es más, es su naturaleza.
Durante la presentación de su tercer bloque de colaboradores, allá en Comitán, su tierra natal, Eduardo Ramírez fue contundente al señalar que no quiere pasar a la historia, sino escribirla. El mensaje puede llevar diversas aristas y si se analiza de fondo, todo nos lleva a una conclusión: no está pensando en que su carrera política termine el 7 de diciembre de 2030.
Es por ello por lo que, Ramírez Aguilar se ha planteado abatir los graves problemas que tiene nuestro Estado tanto en analfabetismo como en seguridad. El próximo gobernador sabe y tiene claro que si logra consolidar esos dos grandes proyectos su figura e imagen política estará en la palestra.
Entre los colaboradores cercanos a quien asumirá el poder el domingo 8 de diciembre se propaga la idea que Eduardo Ramírez no estará conforme únicamente con gobernar Chiapas: le ven espolones para gallo para dentro de seis años.
Si la próxima administración estatal logra sacar a Chiapas del primer lugar de analfabetismo en el que lo ubican los indicadores nacionales, estará dando un golpe de timón histórico. De ahí que la labor de Roger Mandujano, Alfredo Ramírez y Gilberto de los Santos en la Secretaría de Educación estará bajo la lupa constante del próximo gobernador.
La tarea luce interesante y complicada, interesante debido a que para impulsar el programa de alfabetización se requerirá de temple y dedicación, además de que en ella tiene que participar un ejército de chiapanecos que tendrán que ir a los lugares más apartados de la entidad para lograr que todos las chiapanecas y chiapanecos que no saben leer ni escribir logren cruzar esa brecha y tengan acceso a ese derecho humano que representa la educación.
La complicación en este tema estriba en que se tiene que destinar un gran número de personas y presupuesto para que en Chiapas se termine con el analfabetismo.
En cuanto al otro rubro que Eduardo Ramírez Aguilar se ha comprometido es el que tiene que ver con la seguridad de las y los chiapanecos. En este sentido si cumple con su compromiso los ciudadanos sin importar colores partidistas ni doctrinas religiosas se lo reconocerán al próximo mandatario, esto hará que la mirada de los mexicanos se enfoque a la forma en que se le dio solución a un problema que en estos momentos mantiene a la entidad en las noticias nacionales.
Si el gobierno que está por comenzar logra en un año devolverle la tranquilidad a la ciudadanía, sin duda que la aceptación del futuro gobernante crecerá mucho más de lo que se vio y comprobó el 2 de junio pasado. En cambio, si la situación no mejora, es muy seguro que el millón 862 mil votos obtenidos habrán servido para maldita sea la cosa.
Para lograr que la entidad vuelva a ser una de las más seguras y que aquí impere el estado de derecho, el gobernador electo debe tener un análisis muy detallado en torno a quien lo acompañará al frente de la Secretaría de Seguridad, pero, además, tiene que hacer un estudio detallado en torno a la posible terna de la que saldrá el fiscal general, para así evitar que sigan existiendo ineficiencia en la procuración de justicia.
¿Le alcanzará?
Señalar desde ahora que el gobernador Ramírez Aguilar tendrá en su momento la oportunidad de dejar un sucesor, algo que históricamente no ha ocurrido en Chiapas es prematuro, primero porque no ha arrancado su administración y segundo porque no podemos revisar una bola de cristal que nos diga si siguiente será un gobierno eficiente.
Este tema al igual que una posible siguiente aspiración de Eduardo Ramírez se le tiene que dejar al tiempo y a la eficiencia gubernamental que se imprima a la próxima administración. Comenzar desde ahora a hacer este tipo de tópicos resultaría poco serio, y para informar con falta de seriedad existen otros… Hasta la próxima.