Por Mtro. Julio César Cué Busto
Se corrompen las personas, no las instituciones, los individuos que se contaminan van de paso, las instituciones armadas del Ejército Mexicano y la Armada de México perduran en base a sus principios y valores, a estas instituciones castrenses las ampara la historia de México, en cada ocasión de necesidad extrema nuestros soldados y marinos sacan la casta y apoyan a sus hermanos del pueblo de México, ningún elemento que cae en las garras de la corrupción logra empañar en lo más mínimo el honor y la gloria de estos institutos armados.
Por más que salten a la palestra personajes con altos grados militares involucrados en hechos de corrupción las Fuerzas Armadas se mantienen diáfanas, estas instituciones castrenses anteriormente eran inexpugnables, pero, en los tiempos actuales por la significativa identificación de la Cuarta Transformación con el principio constitucional de la transparencia, que es uno de los principales estandartes del Lic. Andrés Manuel López Obrador, vivimos una nueva realidad.
Los que somos de la generación del presidente de México, hemos visto de todo, desde personajes de indudable honestidad, hasta protagonistas de nuestra historia que han decepcionado a la sociedad mexicana, abarcando todos los niveles civiles o militares. De la mayor relevancia la decisión que tomó el Lic. López Obrador, en el sentido de como vayan detectando miembros del Ejército Mexicano involucrados en actos o hechos de corrupción relacionados con el Gral. Cienfuegos Zepeda, y estén activos, serán suspendidos de inmediato.
Valdría la pena, para salir de cualquier duda, y no vaya a haber sorpresas desagradables a futuro, que los altos mandos de las Fuerzas Armadas actuales llevaran a cabo con mecanismos internos una revisión minuciosa por lo menos en su situación patrimonial, para detectar su coherencia. La autolimpieza será fundamental para aminorar las campañas que con seguridad realizarán los críticos del supuesto militarismo que le achacan al actual gobierno federal.
Las opciones que tienen a la mano SEDENA y SEMAR, para llevar a cabo esa campaña depuradora, son rapidísimas, en 24 horas les aplican un retiro “voluntario” a quienes les detecten dudas de su comportamiento pasado. A su vez es una oportunidad para ubicar a buenos elementos que pasen la prueba de coherencia patrimonial, para que sean reconocidos y promocionados de inmediato, que seguramente son la mayoría. También pudiera ser que algunos cercanos al Gral. Cienfuegos, tomen precauciones, como ampararse o de plano darse a la fuga.
Una situación digamos normal en las áreas sensibles de corrupción, es que cuando designan a un alto mando de dudosísima reputación, todos lo sabemos, ese nombramiento va acompañado de la llegada de una camarilla de bandidos como sus subordinados, por lo que es muy plausible que el señor presidente haya ordenado repetir la estrategia que están ocupando con los que fueron colaboradores cercanos al exsecretario de seguridad pública Genaro García Luna.
No se trata de ocultar nada, pero si algún elemento de las fuerzas armadas decide “negociar” su situación bajo el principio de criterios de oportunidad, que le den toda clase de facilidades, incluso la anonimia, por la colaboración total con las autoridades de procuración de justicia, bienvenidos sean.
No podemos esperar que la justicia nos llegue toda del extranjero, puede haber un rango de excepción, pero no dejar de actuar por el temor a que la corrupción imperante evitará se haga justicia, estar atenido a que la justicia gringa juzgue y castigue a redomados delincuentes del más alto nivel miembros del Antiguo Regímen no es lo correcto, el cambio que se exigió el primero de julio del 2018, lleva un claro mensaje del pueblo de México, que la administración de la justicia es un rubro de la mayor relevancia y sigue pendiente.
Es claro que todavía no estamos preparados, pero hacía allá vamos, una vez que se instalen los juzgados y tribunales federales especializados en corrupción, además de convertir la fiscalía anticorrupción en autónoma de la Fiscalía General de la República, y sobre todo reinventar un Sistema Nacional Anticorrupción creado por la Cuarta Transformación y no mantener un sistema anticorrupción de hechura estricta del PRIAN. Podremos decir, estamos listos.